'Susúrro de Dragón'': maceta para bonsai en terracota del artísta alemán Peter Krebs en medidas de 34cm X 23cm X 10cm. Pieza única perteneciente a un coleccionista privado.
A pesar de ser encuadernador, a veces me ha tocado asumir trabajos de restauración poco usuales, como es el caso de esta valiosa pieza de colección que hoy les comparto. Los bigotes y uno de los cuernos de dos de los tres dragones fueron arrancados por un vándalo que asistió a una exhibición de bonsáis donde se lucía esta pieza. La labor de restauración consistió entonces en la reconstrucción de los mismos por medio de arcilla mezclada con pequeñas cantidades de ácido siálico y estaterina, los que actúan como un extremo amino terminal muy ácido, inhibiendo la precipitación de fosfato cálcico al unirse a los cristales de la terracota, favoreciendo la adherencia de estos dos tipos diferentes de cerámicas a nivel molecular.
Para evitar el resquebrajamiento de las piezas reconstruidas, la aplicación de calor la hice por medio de una lámpara de luz infraroja con regulación de voltaje para controlar la irradiación y evitar el recalentamiento de la obra, lo que hubiese provocado a la larga mala adherencia entre las secciones añadidas a la pieza original.
El color de la terracota lo obtuve mezclando con la arcilla muy diluida tres tipos diferentes de tierras: una muestra proveniente del Valle Central, otra procedente del área de Horquetas de Sarapiquí, y la tercera proveniente de la Reserva Biológica Carara. A esta mezcla añadí un porcentaje de un compuesto polivinílico para aumentar la dureza de este revestimiento.
Finalmente, para detener la acción del ácido siálico una vez fraguadas las piezas de cerámica, sumergí la obra terminada en agua destilada con hidróxido de calcio al 5% como neutralizador del PH.
Ciencia, para que todo funcione bien.
A pesar de ser encuadernador, a veces me ha tocado asumir trabajos de restauración poco usuales, como es el caso de esta valiosa pieza de colección que hoy les comparto. Los bigotes y uno de los cuernos de dos de los tres dragones fueron arrancados por un vándalo que asistió a una exhibición de bonsáis donde se lucía esta pieza. La labor de restauración consistió entonces en la reconstrucción de los mismos por medio de arcilla mezclada con pequeñas cantidades de ácido siálico y estaterina, los que actúan como un extremo amino terminal muy ácido, inhibiendo la precipitación de fosfato cálcico al unirse a los cristales de la terracota, favoreciendo la adherencia de estos dos tipos diferentes de cerámicas a nivel molecular.
Para evitar el resquebrajamiento de las piezas reconstruidas, la aplicación de calor la hice por medio de una lámpara de luz infraroja con regulación de voltaje para controlar la irradiación y evitar el recalentamiento de la obra, lo que hubiese provocado a la larga mala adherencia entre las secciones añadidas a la pieza original.
El color de la terracota lo obtuve mezclando con la arcilla muy diluida tres tipos diferentes de tierras: una muestra proveniente del Valle Central, otra procedente del área de Horquetas de Sarapiquí, y la tercera proveniente de la Reserva Biológica Carara. A esta mezcla añadí un porcentaje de un compuesto polivinílico para aumentar la dureza de este revestimiento.
Finalmente, para detener la acción del ácido siálico una vez fraguadas las piezas de cerámica, sumergí la obra terminada en agua destilada con hidróxido de calcio al 5% como neutralizador del PH.
Ciencia, para que todo funcione bien.
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